domingo, 13 de abril de 2008

Sin título...





Y la luz se apagó. ¿Fue una sorpresa? ¿Algo premeditado? Todo estaba medido antes de empezar... quizás. Pero las esperanzas con las que recorres el mundo para compartir siempre se esfuman. No somos los adecuados, los pertinentes, para el caso. A lo mejor es que la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla, que dicen...
No lamento nada. Creo que somos un territorio sin conciencia de futuro. Así nos va, cada uno en su demarcación, mirando para el lugar que no es el óptimo. Todavía debemos esperar unas décadas más para poder pensar que hay un ideal humanamente posible, aceptando, incluso, nuestras bajezas. Ni hablar de utopías, ideologías ni formas de gobierno; están pasadas de moda y no sirven para estos tiempos, donde todo habitante de este planeta está inmerso en una reflexión personal que no se atreve a exteriorizar por orgullo. Nuestros políticos y dirigentes no ayudan y todos los especialistas e ilustrados que salen de las instituciones, corporaciones y círculos del saber y poder se convierten en meros bisoños que lo único que desean es darle continuidad a la proyección que sus ancestros anhelaban para sí mismos. Y ni siquiera aquellos tenían claro para qué procreaban. Ahora todo se convierte en una litolatría barata que no ayuda en modo alguna a una evolución lógica, base de cualquier civilidad.
Se impone un cambio de estrategia, pues no queda tiempo; la vida de muchos sirve, ya lo dije, como ejemplo para otros. Dejas atrás ilusiones, pasiones y complicidades, que no recuperarás, puesto que estaban destinadas para un espacio determinado y gentes que creías afines.
Hay seres que esconden su talla por falta de valentía. Lo disimulan en ciertos actos, teatros operacionales diversos y eufemismos, fórmula ésta muy utilizada, tanto real como semánticamente, en la actualidad. Visten trajes de importancia, tiene un discurso consistente, relaciones de peso; se escudan en ciertos personajes históricos que vivieron otras realidades y ellos esperan igualarse con ejemplos mediocres y fatuos. Lo único que demuestran es que son meros leguleyos de mercado medieval. Si se añade un poco de snobismo, hasta puede parecer real y creíble. Pero después de un tiempo, corto, breve, un detalle apenas insignificante, observas que sus argumentos vitales se les escapan de una supuesta personalidad, apabullante, acaparadora, divina... Acaban mostrando una soledad, una tristeza, que son su verdadero día a día. Absorbidos, se van consumiendo poco a poco. ¿Quién es el ingenuo y quién el vampiro?
Roto y deshecho, debo rehacer: una morada o una intención... Pero, ¿para qué? No me rodea una mentalidad positiva y sí una precariedad demasiado rigurosa que no da confianza...Creí que la historia se repetía; me dijeron que no en un lado del otro continente. Se escribe constantemente; pero no aprendemos de ella..., no cometeríamos los mismos errores de bulto. Hemos rechazado la animalidad que nos caracteriza, en razón de una postmodernidad mesiánica inoculada sin darnos cuenta. Tenemos en cuenta el reloj tratando de que la arena no se nos escape de las manos... Nos dejamos la cordialidad, la comprensión... por el camino. Como aquél tango que proclama... "muchos cuidan sus zapatos, andando de rodillas..."
Por eso me acuerdo cada vez más de aquél espacio, extenso, posiblemente monótono, pero poblado de gentes que, dejando aparte su color de piel, saben dónde están con respecto a sus antecesores y el lugar que ocupan en este momento de sus vidas, aunque éstas no se puedan comparar con el ritmo de "nuestra" occidentalización agobiante.
Y por eso estoy de acuerdo con Cortázar y no con su antítesis pesimista, que muchos profesores de literatura catapultan como símbolo en el poniente europeo. Al final tendrá razón aquél caudillo macedonio cuando le presentaron a cierto cuadrúpedo inquieto una tarde de primavera y que después fue compañero inseparable de batallas y expansión: "Buen caballo se pierde por no saber manejarlo". Es lo que considero, deambulando por estas calles que ya no tienen sentido. Mi mirada va más allá, sigue perdida entre tanta gente y cada vez más vacía...No hay destino ni lugar; si acaso, una insoportable levedad, que combates como mejor puedes. A veces, sin ganas. El señor Pere, que fue incansable hasta sus noventa y tantos, habitante insigne donde la tierra bramó hace tiempo, tenía razón: todo es mentira.

jueves, 3 de abril de 2008

Ella...

















Dos colores rigen su vida hoy. Asistida y vigilada por un artilugio que ni ella misma comprende ya, pero que todavía articula aquella de un modo ciertamente constante. Habida cuenta de su inmovilidad, ni siquiera puede verlo, y si lo siente es a través de esas conducciones plásticas con que une su cuerpo a lo sensible de la máquina y que la envuelven como pulpo que abraza su presa. Esos colores, que son lo más cercano a los clásicos semáforos que conocemos, exigen el mismo orden que en las calles de una gran ciudad, donde todo es regulado de modo frío y distante, en pos de una organización, una utopía. Falta el que no quieres ver, el que te reprime, el que dictamina los modos de proceder de un tráfico que es la vida. Cuando, súbitamente, aparece, no sabes qué pensar, qué camino tomar, o si otros designios han tomado la decisión ya, drástica y sin retorno.
Desde hace días vive postrada, sin posibilidad de levantarse del lecho; su propia existencia le está diciendo basta. Por todo lo que ha vivido, por todo lo que ha realizado y, también, lo que no ha podido culminar. Por ello, quizás se resiste, no se doblega y sus quejas son un modo de diálogo, inteligible, repetitivo... No quiere, por carácter, dejar el mundanal ruido que, tras las ventanas, se escucha.
La abnegación que le acompaña diariamente no tiene nombre y sí una gran entereza y fidelidad; pese a todo, una inusual paciencia le hace tomar energía, en un intercambio de fuerzas que, como prueba, todavía resta a una convivencia de años, donde las ilusiones, los fines, han quedado atrás y ahora se traducen con otras expectativas. Pero no hay tiempo, pues es lo único que se consume sin remisión.
Desde este mirador contemplo, desorientado, todo el abanico vital que se extiende a mis pies. Y recuerdo mis expectativas y deseos. Y personas y hechos.

¡Qué extraño mediodía, luminoso y frío, inusual en una metrópoli como ésta, donde todo se ve lejanamente claro!

Y no puedes olvidar que la vida continúa. Y que el ejemplo de unos sirve a otros.

...

Dejó de existir en un momento tranquilo, oscuro como el color de la noche que nos rodeaba a todos, en silencio como corresponde a esa hora de nocturnidad manifiesta, junto a esa pieza de humanidad que la conoció hace años..., sin hacer ruido, con disimulo, sabiendo que todo se había escrito ya...


En medio de la semana, de un día soleado y caluroso de primavera, como conviene a esas flores...




"Como las gaviotas y las olas,


nos encontramos y nos unimos.


Se van las gaviotas, volando,


se van rodando las olas


y nosotros también nos vamos..."




R. Tagore, poeta bengalí (1861-1941)

viernes, 28 de marzo de 2008

¡Pasión!



































































Con la perspectiva que la distancia permite, me atrevo a comentar ahora las vicisitudes de un neófito de estas latitudes y actitudes. Dicen que la realidad supera la ficción, en muchas ocasiones, no como Pessoa, que postulaba lo contrario. Las celebraciones que hacen de la Semana Santa en España algo soberbio y trascendental, de imperiosa necesidad, se constata cada año. Sevilla ha sido un ejemplo más. Típica y tópica, se respira una disposición permanente al fervor litúrgico y social donde los haya. La ciudad se convierte en un templo; caminar por sus calles, un verbo difícil de acometer, y la lucha por un lugar cercano al símbolo, a la imagen de lo religioso, una constante. El esfuerzo del costalero, el silencio reinante, el respeto profundo en cada paso, consagran lo intangible en una realidad firme. La calle es tomada, literalmente, por una muchedumbre ávida, que no transige. Transformada en un elemento más de lo sagrado, la devoción convive con la figuración de modo directo. ¿Hasta qué punto la vistosidad procesional es connivente con el ritualismo más fanático?
 

sábado, 15 de marzo de 2008

Ibericidad























No reniego de nada, pero no siento españolidad pese a nacer en un populosa urbe de catalanidad manifiesta, ni teniendo ancestros en el centro y sur de mi imperativa legalidad estatal y tener castellanizada mi estampa.
No me siento de ningún lugar en especial y sí de todos en particular... ¿Qué es ser de aquí o de allá? Abastar territorios y lenguas debe de ser el fin... ¿O el recorrido?

En el laberinto del transporte sub-urbano, 07.19 de la mañana.


lunes, 11 de febrero de 2008

Tierra de pasiones...














































Dejo atrás,
en una tercera noche de creciente,
una increíble calidez y ternura sin barreras...
Aquellas que me han envuelto
como ese astro que ilumina cándidamente.
Quiero pensar que son una señal, un anhelo,
para volver a encontrar esa mirada limpia
que tranquiliza mi espíritu.
Pessoa tuvo razón; y añado, pues:
soy de quien adoro,
soy de cómo quiero,
soy de cuanto amo,
soy de cuando deseo.
En definitiva,
soy de dónde siento.

viernes, 25 de enero de 2008

Yo constato...























Significativo lo surrealista que domina el amplio espectro de lo humano en esta semana increíble.

Uno: Político que visita país nórdico para intentar impregnarse de las excelencias propias de su sistema de enseñanza y poder, posteriormente, aplicarlas, según pretensión, en nuestro territorio. Increíble escena: el susodicho representante de esta formación, rodeado de alumnos en un centro educativo, como uno más, con cara de haba y actitud de niño aplicado en las explicaciones pertinentes del docente de turno. Supongo que percibe el método por el cuál Finlandia se ha convertido en nuestra arcadia particular de este sector. La enseñanza, como piedra de toque argumental para poder demostrar a los electores que nuestros elegidos para gloria durante otra legislatura, se "mojan". La duración de este periplo me preocupa: ¿sólo cuatro días son suficientes para quedarse embobado de las capacidades académicas con las que nos sobrepasan los "samis"? ¿No le apetecería, asimismo, conocer también cómo es el orden social, el civismo de sus calles, el modo con el que proceden las relaciones entre las personas de ambos sexos, el "modus operandi" del tráfico rodado? Por poner unos ejemplos... Usted sólo circula por la capital... ¿le apetecería recorrer otras ciudades del centro-medio de aquél país?

Dos. Titular de convocatoria: "Aïllem l’Estat d’Israel. Trenquem el bloqueig a Gaza". Aislemos al estado de Israel. Rompamos el bloqueo de Gaza. Increïble; y un contrasentido. Organizo una protesta para quejarme con lo que otros están ejerciendo su chantaje particular, de tintes, digamos, "bíblicos". Obvia e ideológicamente, podemos estar de acuerdo con lo segundo. Pero es llover sobre mojado el hacer creer que debo utilizar el mismo "armamento" para detener la afrenta por la cual organizo una cita multitudinaria, convenciendo al respetable de las bondades bienintencionadas de la convocatoria. Y los medios, ávidos de titulares, haciéndose eco de la utilización de la compasión como arma, llenando todo el espacio posible con tal de cubrir el expediente. Por supuesto, el político de turno, actual sucesor de las psuquistas luchas reivindicativas de los ’70, dando la cara como un compungido más... Es cierto; la edad no perdona, pero delata. El multiplicarse en época electoral es... ¿como los panes y los peces?...

Tres. Lo divertido e increíble del caso es que a unos centenares de metros, se rendía un homenaje a las víctimas del holocausto nazi, celebrando el hecho con media hora de diferencia, con apoyo y refrendo institucional previo, y con la coincidencia de la cera como elemento combustible que presidía los actos. ¡Que triste! Tan cerca y tan lejos a la vez unos de otros, en un barrio que, antes de su conversión en medieval, fue un pozo de sabiduría en todos los ámbitos culturales, sociales y étnicos... Hoy es el centro neurálgico de un folclore más que exquisitamente cosmopolita, que es lo que vende.

¿Qué hace que el victimismo sea un lenguaje común, teatralizado en lugares de un contexto determinado? ¿Si no contagio el lloro... qué importancia consigo? ¿Qué trascendencia aporto? ¿Qué fariseismo invade cada vez más la racionalidad más empírica? Mientras unos tratan de igualar su tierra a lo prometido, otros se enfrentan sutilmente en una geografía que siempre acogerá sus postulados por que comulga con las mismas liturgias.

jueves, 10 de enero de 2008

Opulencia...





 


































Lo decía un notable antropólogo últimamente (El País, 22.12.07) justo antes de esas celebraciones que, por antonomasia, vierten esas fiebres anualmente y que transforman a todo aquel en un intento de lo que no se puede ser, aunque sea por unos días. Donde la efervescencia, la ostentación, la desmesura, el fervor (...), la exageración de la liturgia se trasladan a nuestro territorio más íntimo, convencionalmente compartido casi por obligación; donde la ficción forma parte de la costumbre, añadiendo al teatro parafernalico unos tintes que se traducen sólo en lo económico. Y donde no estar de acuerdo es pecado. Quizás es que la sociedad está saturada y ya no sabe cómo definirse.
Paso, en cuestión de horas, a la nada más austera. Aquella que no dispone, no comulga con remilgos, que no recursa, que no es habitable siquiera, que fagocita cualquier intento de exhibición. Aquí no hay dudas, sólo andas con lo puesto, no conoces, no sabes, no tienes una referencia...

"Beduino, te piensas que eres pobre, pero no lo eres; tu riqueza es el desierto. Tu vida es la libertad. No pienses que eres pobre, por que tienes el regalo de la naturaleza..." (Antiguo verso musicado beduino de la región de Wadi Musa).