viernes, 23 de noviembre de 2007

Querido...













 
 






























Querido agente municipal:
Hoy te he echado de menos. Hace dias que lo hago. Son jornadas esperando una "receta" de las tuyas. Pero no eres constante y eso me decepciona. Yo, que creí que la ley es para todos y a todas horas, sin importar el día o noche. Yo, que cumplo a rajatabla todas mis obligaciones con el estamento institucional que corresponde.
El último de tus "mensajes" me decía lo mismo de siempre: prohibido aparcar. Pero me lo dejaste hace unos seis o siete meses; y esto contínua igual. Los dias pasan y la regularidad profesional brilla por su ausencia. No sirve de nada provocarte, aunque no tengo, reconozco, más remedio, pues otros compiten por tus favores, pretendiendo que les dejes una nota. Pero sólo yo coincido contigo.
Te encuentro a faltar en ocasiones cuando, por circunstancias viarias, no estás donde te correspondería, sancionando lo sancionable, que es suficientemente evidente como para ello y más grave, si cabe, en comparación. Podríamos hacer un reportaje fotográfico de todo lo que es punible y se tolera. ¿Dónde te encuentras cuando, por razones festivas, nos invaden con musicas varias, a todo volumen a horas intempestivas? ¿Y por cuestiones deportivas?; estás tan lejos que no se te ve, dejando impunes a los extraños, que deciden fortalecer sus musculos teniendo la tranquilidad del parking gratuito. Las razones espirituales, otro tanto. Los cantos nos llegan a través de la cantidad de ruedas aparcadas en vias en donde los autobuses tienen que aprender a maniobrar de nuevo. Tus compañeros de grua, ¿ saben la cantidad de chatarra que se acumula, ya "señalizada" desde hace meses, y que "okupa" un espacio con todo descaro ?.
Sólo acudes cuando alguna manía tiene la pesadez para justificar tu presencia; entonces, sí. Presto, te personas para calmar los animos, comerciales, individuales, sin ni siquiera observar la magnitud de la minudencia.
Menos mal que llega el verano; el calor hará que te refugies y los que decidan no utilizar transporte colectivo, le den al aire acondicionado particular, que para eso lo pagan. Los fines de semana, más tranquilos aún. La canícula estival hará desaparecer hacia otros lugares más varaniegos la locomoción a cuatro ruedas y disfrutemos del espacio sin agobios. Tendrás los problemas en zonas más festivas, dónde la doble fila denotará la presencia de muchos, que combatirán el bochorno con un refresco en la terraza, cercana, por supuesto, al seis cilindros, sea la hora que sea.
Hasta la próxima.

Viernes tarde, en un mes cualquiera.

martes, 20 de noviembre de 2007

Reflexionemos, por favor... (En respuesta a ...)






















































Leo un comentario de D. Federico Relimpio, de Sevilla. (El País, viernes 20-4-2001). Sección "Cartas al Director".
Me deja sorprendido una aseveración tan dura como la que expone usted. ¿Ha buscado el origen de lo que argumenta? ¿Por qué nos escandalizamos tanto de algo de lo que somos únicos culpables? ¿Se ha dado cuenta del tremendo potencial que tiene la publicidad hoy en día, que nos hace ir dónde le viene en gana, sin preocuparnos de discernir si el asunto es bueno o malo? Al fín y al cabo, todo el mundo intenta tener vehículo, elemento éste que dignifica el ego y, de unos años para acá, status social e independencia personal. ¿Se ha dado cuenta de la adocenación que la sociedad padece, que sigue fielmente los dictados de aquella?. ¿Se ha preguntado por qué todos coincidimos en vacaciones, siempre en las mismas fechas, en las mismas carreteras?. Para poder pagarnos el coche (y otras cosas, puesto que el país va bien), a su vez presumimos junto al vecino de al lado_ " y más grande, si puedo "_, tenemos que trabajar y el empresario no deja más que unos días. Las tradiciones también exigen su cupo de atención; al fín y al cabo, son industria y generan beneficios; el suyo, incluido. ¿Se ha dado cuenta que los accidentes son una excusa para seguir dando golpes de efecto, que es así cómo funcionamos? ¿Se ha dado cuenta que últimamente hay una corriente aculturada que todo lo impregna, que incluso su carta es un ejemplo que publicita el que esta sociedad sea cada vez más intolerante, radical, poco dada a pensar?

Creo que si el mercado vendiera mejor un producto, si la educación tuviera una buena base en todos los sentidos, si los estamentos que dirigen el "modus operandi" en este territorio facilitaran el razonar, con mente abierta, no tendríamos necesidad de leyes de hierro como usted dice. Pero, claro, vamos tan deprisa como los coches que nos venden y las vacaciones que ¿…disfrutamos…?.