miércoles, 23 de mayo de 2012

Hope...



 
 
Un inesperado regalo al subir. No era el olimpo griego aunque sí un símbolo en esta región. ¿Estaré soñando? “… qué es la vida, una sombra, una ficción, …” postuló aquel genio de las letras. La noticia fue un verdadero soplo de aire fresco en el momento que ya iniciaba el descenso. Me embargaron emociones que creí perdidas... y otros significados se ofrecían... Mira por dónde, la existencia te devuelve vínculos... y se me paró el tiempo, agolpándose mil y una escenas. 
Supongo que la aparición de un retoño te hace replantear cuestiones que tenias aparcadas, latentes, y aunque no te toque de lleno, sopesas tus adentros con tino ya que la sangre es cercana y la responsabilidad indirecta, y más en esta época cuya coyuntura nos está explotando el futuro.
Por ello, la mirada sorpresiva de la recién nacida es toda una declaración de esperanza. De la sencillez de un todo que invade tuétanos. La vida, dentro de su percepción ontológica, es lo más fuerte, dijeron aquellos sabios hindúes, pues soporta todos los males. Sus progenitores no escatimarán esfuerzos, y tratarán, estoy seguro, de que sea una hazaña el itinerario a seguir, aunque el territorio sea duro a tenor del cómo bajan los dividendos en las bolsas y miramos nuestras cuentas con apasionado esmero diariamente. Eso, los que pueden.
Las herencias siempre nos empujan. ¿Hacia dónde? Ahora mismo, no tengo ni idea. Pero reconozco que me entusiasma ver su rostro en la pantalla del celular como fruto de lo que realmente cuenta, con esas profundas retinas oscuras clavadas en mi incredulidad, ausente en su gran mundo, sin saber quien soy todavía, intuyendo el reto que está a punto de iniciarse después de dieciséis escasos días. ¿Qué sueña esta niña en estas tempranas jornadas? No quisiera que despertara...
En las ágoras se han oído las reclamaciones que, quizás, no se cumplan. ¿Será una ficción? ¿Son sueños de juventud? ¿Es lo que toca, a falta de convencionales e históricas revoluciones? ¿Modismos “soft“? ¿No estaremos reclamando lo que por derecho es dignamente nuestro y, sospecho, desaparecerá con tanto ajustarse la hebilla? ¿No queremos lo mismo que han tenido antecesores más bregados en luchas, aunque con otros modelos? ¿De que sirve saber todo lo que sabemos si aquellas sabidurías nos han llevado hasta aquí? ¿Qué sentido tienen ahora propuestas de los clásicos de otros tiempos y contextos?¿Ha ocupado el saber su lugar?
Comenzamos a saber que no sabemos nada, que todo lo aprendido es trivializado por un resultismo, ineficaz para lo humano… ¿El saber nos hace libres o nos esclaviza más?¿Qué es lo que, entonces, sabemos de verdad? ¿Es lo mismo inteligencia que sabiduría? ¿Quién dijo que ésta nos haría eternos? La trascendencia, el reconocimiento, la importancia, ¿se alcanza con el saber, o ese saber te hace mas intrascendente, apocado, con lo que prefieres no saber demasiado, cumbre de lo anónimo? ¿Para qué utilizamos lo que sabemos si no sabemos usarlo? Debe ser un sueño..., que no entiendo; la vida pasa a costa de los hechos que queremos controlar con nuestros saberes. Las criaturas crecerán y desarrollarán sus opciones, indemnes e ignorantes al momento que les ha tocado y al pasado que les ha traído.
Como aquél, que no fue dios en aquellas bajuras griegas, pero horas antes de su desaparición voluntaria dejó una reflexión postrera: “...el cuerpo jamás conduce a la sabiduría...” Por eso, Laia, en esta fresca primavera, ¿que nos muestras en tu recién estrenada vida?¿Cuál es el mensaje?...

Que nadie enturbie tus pensamientos, que nadie ose molestarte. No hace falta que sepas; ya aprenderás…

 

domingo, 26 de febrero de 2012

Memos

























Escribo en el momento que nos han/hemos (¿...?) declarado oficialmente en recesión, como nuestras amigas del sur de Europa (¡o qué pensábamos!; no íbamos a ser diferentes). Las portadas se han hecho eco a grandes trazos. Atrás quedaron los hilillos de chapapote y los brotes verdes todavía no liftados. Lo digo desde la óptica de la cosmética.
Empiezo a no saber cómo capear (¡qué presunción por mi parte, si soy un afectado como cualquiera!) la denostada y extendida, persistente y, parece ser, tenaz y crispante crisis, esa que provoca que nos ahorremos ya hasta el saludo. O cómo ubicar unas razones para explicar las consecuencias psicosociales, morales y, por qué no, económicas, que para tantos seres está teniendo este sinvivir. Por qué es el miedo a tu miedo, que dijo Shakespeare, lo que me acongoja. Separar el grano de la paja se hace necesario _¿o soy yo el que lo necesita para orientarse?_, quizás por la imperiosa necesidad de ver un final de este sinuoso túnel que nos ... ¿devolverá a lo anterior...? No, por favor. No quiero que mis hijos tengan mis deudas. No es ni ético ni de recibo, por mucho que los pretores romanos insuflaran la costumbre.
Dándole vueltas a intempestivas horas (las salidas de sol siempre serán maravillosas por la lucidez y el descanso que han representado), reconozco que lo primero que se me ocurre es plantearme si merecemos pasar por un calvario orientado a someter al individuo a estrecheces del calibre que se publicita en los medios y en las comidas. Todo empezó por aquellas prohibiciones de fumar..., ¿recuerdan?
A lo positivo: vamos a conocernos como nunca lo hemos hecho. Vamos a saber de qué estamos hechos realmente, cual es nuestro carácter y entereza frente a las dificultades que vengan, nuestra capacidad de comprender, modos de maniobrar, integridad. De qué está hecha nuestra piel, en definitiva. Tertulianos de bar y expertos logistas auguran y catalogan, dándole al sacerdocio más conspicuo, algo que debe originarse, intuyo, en la perplejidad (decía Xavier Antich_Opinión:La Vanguardia, 20/02/2012_) que circula ya sin medida ni concierto. Me atrevo a pronosticar atonía o anomia, incluso resignación cristiana. Sin más, nuestra doble moral, ejemplarizada últimamente con ese rasgo de vestiduras por la ubicación de un extenso centro de ocio al lado de nuestra casa. Algunos pronostican, en un alarde de puritanismo nada propio, un giro depravado de la imagen de marca; otros se escandalizan por la supuesta pérdida de oportunidades, habida cuenta de los tiempos que corren. Otros comentan la poca sensibilidad con el entorno medio ambiental en un espacio urbano ya degradado. Puntos de vista prejuiciosos, observo, con un ojo más puesto en ejemplos napolitanos y no con el glamour monegasco característico que sería de merecer. Mafiosos hay en todo lugar; y si no, ¿qué hemos hecho con tanto ladrillo...? Solo falta que alguien se le ocurra (¡Oh, Dios mío, no!) destapar el tarro de las esencias. Se le condena a la inhabilitación de por vida y escarnio público aunque tengas nombre de rey mago.
Hay un exceso de falocracia; muchos creen que porque tienen el automóvil aparcado en la puerta y la cama caliente por la noche, han cumplido con las expectativas. No deben tener suficiente calor. Y si no, vean a un Juan Antonio, enfundado en su uniforme, enjuto y robotizado...
Esta crisis tiene que ver con una falta de pedagogía (¿quién nos ha acostumbrado mal, diría?) por parte de unos educadores funcionalistas, que, dándole a lo pragmático han dejado de lado la creatividad, y cuya búsqueda de rendimiento directo nos ha abocado a una simpatía e inercia sin igual a través de las épocas, siendo nosotros tan cómplices como ellos. Que la cosa viene de lejos, Isabel. Esto ha provocado un mal orgullo patrio, disfrazando las realidades propias y quehaceres lógicos. Con un mal posicionamiento por nuestra parte, no hemos sabido asimilar que hay que objetivar sin compararse con el vecino. Si es un materialista y la tiene más larga, es su problema, pues tendrá más gasto; allá ellas con su concubinato. Ya sabemos que la culpa la tiene Disney, siendo posible que no sepamos actuar, todavía, con lo nefasto que forma parte también de la vida que circula a nuestro alrededor.
Recordaba las concentraciones que tuvieron lugar en céntrica plaza de mi ciudad, cuyas voces clamaban por un nuevo orden de las cosas y que al final resultó una pataleta de nostálgicos ávidos de tiempos pasados más “grises” y utópicos, rodeados de jóvenes soñadores y otros menos, sin lugar ni deseos. En el fondo, se protestaba por que aquella ideología defraudó expectativas de cambio, quedándose en una declaración de intenciones que después de un margen de tiempo prudencial y broncas varias, se diluyó, haciendo apatía por los barrios. Y muerto el perro...
Pero la cosa continúa, por que quien tiene las riendas apresta los tornillos con germánico señorío consustancial al poder otorgado, y sin rechistar, que para eso somos azules y del norte...¿todavía? En el fondo de nuestro ADN subyace una idiosincrasia intolerante que nos faculta, creemos, legítima, para lo más violento y animal, impidiendonos pensar, que es lo que los gerifaltes esperan en su panóptico teatro. Desde luego, nos es para que las fuerzas de orden (¡qué anacronismo!) público actúen con apologética finalidad guerrera, generando un sentimiento tan adverso por su desmedida actuación que se suma a los despropósitos de una mal encarada toma de contacto con las circunstancias que nos han tocado vivir.
La dignidad y confianza en uno mismo debe permanecer por encima de todo atolladero que, como individuos, nos aprestamos en la diaria sociabilidad territorial. Ésta. Hay que felicitar, sin embargo, a todos aquellos que buscan futuro en otros horizontes que, pese a la lejanía, les parecen más óptimos, aunque muchas veces se olvidan las perspectivas, quienes somos y cómo nos han hecho crecer. No divaguemos: legítimo es, y romántico, pero por mucha tierra que se ponga por medio, se arrastran mochilas demasiado conocidas. No se puede huir de uno y esconderse como las avestruces. O vivo conmigo o acabo rápido. Y los paternalistas tampoco esperen un retorno triunfal ni se froten las manos: es de ilusos. Uno es de donde pace, no de donde nace. Lo siento por los nacionalismos cochambrosos. Pese a todo, es un vano discurso que tiene una lectura perversa y, por supuesto, materialista: ¿nos invitan, incitan, o motivan a que nos vayamos porque creen que vamos a aportar desde allá una cantidad de divisas y así desatascar el tapón como han hecho otros venidos allende los mares...u otros periodos más “alfredolandistas”? El guerrero triunfante. Otra vez más falocracia y torpe orgullo patrio.
¿No será que no sabemos adaptarnos? ¿Hasta donde ha llegado nuestro evolucionismo darwinista, ese progresismo taylorista vacuo? ¿No ha servido de nada la fábula resultante de “La costa de los mosquitos”:::?

Los logros, consecuentes de nuestra ya elevada burguesía, como árboles, no nos dejan ver el bosque... Por que el concepto de futuro es la trampa. Éste ya vendrá, no tenemos por qué correr a buscarlo. El pasado ya no existe y lo tenemos demasiado en cuenta por el qué dirán ( otra vez el vecino...!). Las prisas nos matan más que el fumar, por mucho que se empeñen los pacotillas sanadores en sus templos de sabiduría. ¿No vemos otras oportunidades de hacer de nuestra vida algo más simple? ¿No sabemos romper con la costumbre que nos ha llevado al lugar que ocupamos?; ¿por qué permanecer y trascender cuando hay otros detalles y formas que explorar y compartir?
Algunos pertinaces han apostado falta de sexo para elaborar toda esta diatriba; creo que especulan demasiado. Aunque me pregunto si ellos, con la cantidad de flujos que exhiben, por lo menos verbalmente, no concluyen en unos términos similares habida cuenta de la que está cayendo, y no es frío, precisamente.


“Apenas llegó, se instaló para siempre en mi vida;
no hay nada mejor, que encontrar un amor a medida...”
Joaquín Sabina (1986)


lunes, 23 de mayo de 2011

Indignados!












Fue una mañana soleada y ventosa. Quizás Eolo, con su frescura, incidía en el pronóstico de lo que se avecinaba por el horizonte y que nadie calculó en un principio. Antes de seguir con mis obligaciones compartí esos primeros momentos con un grupo heterogéneo un malestar, una protesta unánime, convergente, aquella que se viene arrastrando sutil y susceptiblemente desde hace ya meses. Me sentía vinculado por diferentes razones y fui uno más de tantos.
El ideólogo que dio pie a todo ello, nonagenario ya, pero con una lucidez a prueba de vendavales, hizo que todo despertase y que el mensaje cuaje de tal modo que las consecuencias no se vislumbran todavía. Hay quien se atreve a vaticinar que el cansancio hará mella en todos sus componentes y que la continuidad será como espuma de cerveza. Pero a tenor de los visto, se constata que la creatividad, el impulso y el coraje de una nueva forma de hacer política ciudadana está cambiando el rumbo hacia otros derroteros más equitativos e igualmente formales. ¿Caerá el estatus del individuo? ¿O podrá su acomodaticia sedentariedad?
Las formas clásicas, que tanta euforia han creado en el panorama resultista reciente, están quedando obsoletas. Es igual, gane quien gane, si es más de lo mismo, exista el color que exista. La extensión de formulas mecanicistas, funcionalismos baratos, donde los números tienen brazos y piernas, no tiene razón de ser. Se alejan de la ética, aquello que preconizaban los griegos primigenios.
El contagio se expandió, por lógica, a toda la calle y en muchas plazas. Incluyendo repercusiones internacionales de las que hay que tomar nota, la simpatía creada se ramificó en multitud de detalles, espacios y formas. El sentido de responsabilidad y lo bienpensante tomó cuerpo y ninguna fuerza de orden pudo con una masa que tomó conciencia después de un largo periodo aguantando despropósitos y ninguneos sociales. Fue creciendo en intensidad, sabor y honestidad, quizá, lo que les falta a esos gerifaltes tan ávidos. La erótica del poder crea adeptos, en una sociedad cada vez más secularizada. ¿O es la supervivencia del homo stupidus?
Poco a poco, la primavera, otra vez ella, tomó protagonismo. Con esa calidez, con esa luz. Donde aflora la dignidad como eje vertebrador del colectivo. Como en Praga, la Sorbona o, recientemente, Egipto. Aunque no lo podemos relacionar, ocurrió sin palos pero con firmeza. De modo reflexivo. Consensuado. Congregando a propios y extraños, de toda índole, condición, género y edad.
Alguno de los que ahora se frotan las manos pensando en su nueva posición relevante en los diversos órganos consistoriales, no sepa dónde están los adoquines ni la playa, pero la tendencia es uniforme. Los viejos discursos no servirán para otros propósitos que no sean los meramente dignos para el ser humano. La falocracia está condenada y muchos no lo saben ver por que se rigen por unos modos pasados de moda.

Y encima, el supuesto triunfalismo les hace creerse mejores que los que les han alterado, a todas luces, su burdo electoralismo localista.

Lo siento, señor Fraga.









jueves, 5 de mayo de 2011

GOAL!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!...



o la crónica anunciada de una falacia.

Otra vez nos lo han colado... Ha sido digno de un encuentro de fútbol, en este caso lo que ellos denominan “soccer”, pero sin el mediatismo de Messi y Ronaldo, que tan de moda están, sobre todo por el aborregamiento que provocan y las satisfacciones mentales que recrean_espero que físicas también_.
Sin embargo, esta adocenación es la misma que han recreado los televisivos SEALS, que tan fiel y peliculeramente han cumplido las ordenes de su bienamado jefe, tan compungido él en el atrincherado espacio de su oficina. ¿Qué hubiera pasado si se hubiera derribado otro Black Hawk? No sabía yo que existía una segunda parte del film “Eraser”, protagonizado por el musculoso Arnoldo... ¿Cómo es posible de que nos alegremos de la desaparición de alguien, por muy ogro que sea? Si no iba armado, ¿cómo esa obsesión en cazarlo? ¿Desde cuando los funerales árabes acaban en el mar? De monoteísmo a monoteísmo, y tiro por que me toca. ¿Te mato y cuántas cuento? Gloria a Caín.¿Cómo es posible que nos las den con queso otra vez, sabiendo que las armas de destrucción masiva no existían? ¿Cómo es posible que todos los que festejaban la algarabía patriótica en la zona cero tuvieran, mayoritariamente (bien enfocados estaban, of course) una media de edad comprendida entre los dieciocho y veintipocos años? ¿Realmente lo vivieron? ¿Qué hacemos con lo acontecido en Madrid? ¿Celebrarlo en la Cibeles? Y en Londres, ¿nos vamos de pubs? ¿Cómo es que se colabora con gobiernos que ejecutan extrajudicialmente cualquier molestia? ¿Qué sentido tiene disponer, pues, de contingentes desplazados en aquel territorio?¿Es posible creerse la argumentación exhibida por los capos de una mafia oficial que se perpetúa a través de las televisiones y medios afines? ¿Realmente estamos más tranquilos que antes de la caída de las torres? ¿No será que es necesario inventar otro chivo expiatorio para alimentar el miedo que es lo que controla nuestro ser? ¿Tan poca lucidez tienen que denominan la operación “Gerónimo”? ¿Todavía tienen interiorizada la figura de quien luchaba por unos intereses legítimos? ¿Hacía falta un despliegue operístico después de diez años? ¿Necesitaba Wall Street subir enteros a cualquier precio? ¿A qué teme el jefe de la democracia occidental, presunto valedor de las buenas y sabias costumbres? ¿No se ha enterado que la quema a lo bonzo en Túnez ha tenido unos efectos más populares, si cabe, y efectivos que su despliegue bélico en estos últimos años?
¿Cuál debe de ser la condición social que refuerza nuestra identidad en contra de un supuesto enemigo? ¿Cómo es posible extender la insidia sin medida, y no utilizar el diálogo como método?

Ahora sí, Xose, ahora si que hay que preguntarse aquello del por qué...¿Por qué no nos indignamos con lo que verdaderamente hay que indignarse?

lunes, 18 de abril de 2011

Humo

























Dos ilustres comensales me acompañaron anteayer en refrigerio común para la hora que corresponde al mediodía. A vueltas con la manida y publicitada manifestación ( o mas bien queja puntual, sospecho...) que tuvo lugar en una consabida y céntrica plaza de la ciudad en la que tuvimos el honor de participar por las razones que a cada cual le sugirió la convocatoria, y por la experiencia que ambos atesoran (ya son entraditos en años y con muchos kilómetros en su haber y una vesícula menos en su cuerpo ), me pregunto si la venta de humo, sea éste de la densidad, volumen y color que sea, no se está apoderando como una costumbre más, dada la situación coyuntural que vive la geografía económica y humana en la actualidad. Parece como si hubiera que mantener la bandera aunque no sople el viento y todos tengamos que subir a lo más alto del mástil a extender el trapo, peleándonos por ello .
Con anterioridad (y creo que en otros posts ya dejé constancia) la venta de motos era, hasta cierto punto, lógica, sobre todo por la picaresca que como método este territorio posee desde tiempos ancestrales. Acabas aceptando la mentira como forma creativa de subsistencia ( es un axioma de la condición humana, que dijo House en no sé qué episodio de la serie) y factor que da personalidad a la idiosincrasia nacional y autonómica. Sin embargo, considero que no disponemos ya, o no se dispone, de más argumentos con los que cercar, atornillar, nuestros anhelos, expectativas o futuros como ciudadanos de a pie, del llano. Hemos pasado del algo tangible, convertible, a una substancia etérea e inaprensible. Quizás entramos en una fase de no-solución o salida, puesto que no hay más cera que la que arde (más humo) y nuestra mentalidad, formación o cultura es nuestra mayor celada. Viene la época del “campe quien pueda”, o apáñatelas como creas. Se ha individualizado tanto la responsabilidad personal que es tarde para colectivizar, y por ende, convivir. ¿Es la sociedad del bienestar la del bientener? Japón, tan famoso por circunstancias, paradigma organizativo y tecnológico de lo humano, ¿qué nos va a contagiar? El negocio de las basuras en Italia, ¿es el futuro?
Uno de ellos apuntilló en repetidas ocasiones que “estamos archivados”, haciendo referencia a lo previsible que resulta ser cualquier población que habite un espacio determinado. Debe de ser nuestro tejido, pensé. No sé si éste señor conoce el uso panóptico que hacen las clases dirigentes al pueblo cuando no se es fuerte y hay que aparentar un control, por que no hay, realmente, efectivo; en los colectivos pre-industriales e industriales de cualquier periodo histórico dado, a menudo ha tenido más peso la idea de destinar un presupuesto al uso de la fuerza o del sistema en detrimento de la pedagogía y la educación, que es lo que hace crecer al individuo. Claro que esto no interesa. Sociedades monoteístas. “Siempre se sabrá cual será el siguiente paso”, decía.
El otro barbudo amigo comentaba que no habrá revolución hasta pasadas unas generaciones, aquellos hijos de los que ahora protestan entre comillas. Ellos serán los verdaderamente perjudicados, puesto que el baby-boom de los 70 son una banda de comodones, que es lo que les hemos enseñado. Entonaba el mea culpa? La falta de orden suple la excesiva fiscalidad. Al transitar por la calle esa tarde tuve una sensación realmente agridulce, quizás como aquel sábado del 2003 y el No a la guerra (cercana estaba la actual Ministra de Defensa, por cierto) y apunté con mis acompañantes _una, funcionaria; las otras, usuarias hospitalarias_ una idea: no hay nada como forzar la situación haciéndose la víctima, por aquello de que “quien no llora, no mama”, pero manipulando la opinión pública y el todos a la calle. Es decir, nos hacemos los pobrecitos y así, con el pollo bien montado, ven en el foro que estamos necesitados y son ellos los culpables. Aquí, simplemente, hemos maquillado la gestión y cuestión, pero damos a creer lo contrario. Hay un matiz diferenciador: no se ha utilizado la compasión como arma; esta vez “tenemos razón” patria. Como ensayo, puede ser, pero los que me cercaron una vez finalicé la hipótesis no me tenían cara de buenos amigos precisamente, aunque alguno vio un poco de humo en la marabunta humana. Debo reconocer que fue emocionante y no sólo por la solidaridad exhibida _ habían profesionales de varios sectores, así como también usuarios de diversa condición _ de todos los presentes, creo que convencidos de que lo que hacíamos era por legitimidad (recordé mi muela de juicio... pronto me quedaré sin, abonando lo que corresponda, so pena de padecer una lista de espera, que seguro será interminable). Cuando Santa Bárbara truena...
Comentario sobre que se está controlando el tiempo que tardas en ir a buscar una botella de agua dentro del horario laboral, a tres minutos de tu puesto. Profesorado de lenguaje sánscrito que, incongruentemente, no ha visitado jamás Oriente. Sindicatos que, mermados de asistencia en sus ultimas convocatorias, utilizan “cachorros”(la bien llamada “nueva militancia”) obedientes que, sin rechistar, hacen lo que les dicen y así crean masa. Universidades que no saben qué cocinero dirija una extensión universitaria a precio de oro que de prestigio y mantenga las aulas y las butacas llenas. Amistades que han derivado en peligrosas por la confusión que generan. Alcalde de población costera que, para mantenerse en el poder, utiliza un método estrechamente intimista que huele a la legua. Urbanistas que diseñan por máquina cómo y por donde debe el transeúnte “circular”. Bienintencionados tests que, aparte de cumplir el expediente psicosocial exigido, aplacan las iras de los examinados. Leguleyos paranoicos que no saben lo que proteger (“¿de quien debo defenderme si no conozco enemigo?”), destripaterrones atentos al menor salto que practican el “más de lo mismo”, ya pasado de moda, gurús venidos a menos en el ámbito pseudo-religioso. Fauna, en definitiva, que se está extendiendo con una progresión aritmética que da miedo, disfrazados de aparente titularidad académica y experiencia demostrable... Eso sí, los partidos de fútbol a la hora más lógica y mágica (para crear afición, ¿deportiva?)... Lo mismo da idiotizarse con la caja tonta que con las redes sociales, anacronismo éste que evidencia un modo más de vigilancia grupal, por mucho que los árabes se hayan beneficiado en sus, hoy, alteradas ciudades.
Esta vez, dejaré de lado las teorías de Dawkins y mi altruismo lo olvidaré en pos de Morfeo. “... y en la fiesta nacional, yo me quedo en la cama igual.., que la música militar nunca me supo levantar”, cantaba Paco.
Y todo esto después de salir del dojo...
¿Qué hago yo delante de esta pantalla? ¿No tengo ya bastante fama? Y encima, me he quedado sin tabaco.

martes, 9 de noviembre de 2010

Desde el extremo sur…

 























Vejer de la Frontera, cualquier día de samhain...

Ahora que la ración de azul, respetando el tamaño que por publicidad y normativa se exige y televisivamente se proclama, ha sucumbido en mi estómago, ahora que el paseo junto a un desconocido y juguetón can me ocupa la luminosa mañana en una inmensa porción de arena de las que canta el nuevo hipismo de Chambao, ahora que retorno al cubil para la consabida y obligada higiene bucal, nueva exigencia ésta habida cuenta de la edad que atesoro, sopeso con más calma lo que han sido estas últimas semanas, alternando días de sorpresas con desalientos profundos, desaires y emotividades, inconsciencias e ilusiones, rotas todas ellas ante la evidencia de lo ontológico y existencialmente humano, muy a nuestro pesar, de mentalidades diferenciadoras exentas, creo, de ese romanticismo de otras etapas más reivindicantes e ideológicamente llenas.
No he mitificado la cifra, pero se ha convertido en un punto de inflexión, quizás la marca del rito del paso. La matemática, dicen, no perdona, no engaña; si concreta, más si cabe, las ideas que se me amontonan. Pero de la primera aseveración ya no estoy  seguro: es a partir de este momento donde todo se disculpa, incluyendo esa relativización filosófica que muchos materialistas no aceptan, pero ante lo que no tienen más remedio que claudicar, pues ellos también llegarán. Toda afrenta debe ser tomada desde la consideración más infantil, desde la comprensión por su no experiencia vital… Y entender. La indirecta, el reproche, la ridiculización deben dar paso a un saber estar, o más bien diría, un saber tener… ¿bagaje? ¿mochila?. No tiene sentido un gasto de energía cuando has decidido que a tu vida le queda medio telediario que resolver (¡dios, sobre todo cómo están ahora!) o un crucigrama existencial que cumplir.
Ahora que los campos se amplían o estrechan, según se mire (y tengo presbicia), ahora que no hay tiempo de nada o de todo, que tus actos vayan guiados por la calma bien entendida y respirada del denominado argot buenista, excluyo lo políticamente correcto por su mal olor y divido al personal entre aquellos que disfrutan de la vida y los que se empeñan en padecer y reprimirse… Hay quien eligió, o no pudo, otros caminos… ¿Tuvo que ser un golpe de mar apoteósicamente fresco a las cinco de la madrugada lo que me hizo reaccionar, o ya estaba latente meses antes? Aquella tiene que ser la perspectiva, enérgica y valerosa, respetando al contrario en el más extenso sentido lúdico de la palabra o acción, por otra parte acorde con la fe que profeso. La visión debe ser magnífica y limpia. ¿Cuáles son mis deseos y cuántas mis realidades? ¿Ayuda en algo las serpenteantes calles de esta villa gaditana? No quiero colores tristes ni indumentarias que me recuerden. Sólo hay que admitir el futuro, el disfrute del tiempo que no vuelve, por desgracia. Aunque en el fondo de la cuestión, qué más da: habrá otros… Cómo ahora, que disfruto del ocaso. Mañana igualmente volverá y posiblemente sea mejor. Sí acaso, diferente. Pero después del salto, el deslizarse por el cielo limpio de esta comarca, la liturgia del café desde esta atalaya, calma y sosegada, tiene un precio especial. Otros horizontes; nada de remilgos ni sainetes. Eso queda para el disciplente. La exquisitez por delante de todo. Y mucha educación, ninguna bravata.
Tengo dudas sobre si fui suficientemente considerado con aquellos que me regocijaron en un acto que presumía un cambio de rumbo. No creo haber estado a la altura de la circunstancia protocolaria; más sus bienestares y satisfacción me llenaron como para recordarlo siempre. Ese es el valor intrínseco. Es un calor que no se olvida, que se hace tangible, que te obliga a seguir pernoctando, alejando el deseo de huir. Posiblemente ellos me comprendieron más de lo que yo pude entender.
 





sábado, 14 de agosto de 2010

Principios...


No sé exactamente cuánto tiempo transcurrió. Si diez o quince minutos; quizás más…

Despertabas del sueño de los justos, aunque no creo que tu inocencia te hubiera hecho pecar todavía, y tu pequeñez comenzaba a inquietarse por la ingesta que se avecinaba. En un alarde de generosidad satisfecha, papá te cedió a mi regazo y no supe cómo tomarte, aunque ya lo tenías claro, mientras me observabas intentando reconocerme, asentándote en mis brazos. Tu diminuto cuerpecito se adecuaba a mi estupor por el regalo recibido, intentando escudriñar quien te mecía, te dialogaba, en un intento de conversación inútil, sin palabras y sin tapujos, pero con balbuceos mutuos. Se hacía evidente que tu reducido estómago requería llenarse de nuevo y la presencia de mamá era, en ese momento, el deseo más perseguido pese a haberla dejado descansar merecidamente. Tu minúscula naturaleza comenzaba a estirarse de todas las formas posibles en un intento de abandono de la comodidad manifiesta, pues yo no era ya de tu interés en ese momento.

Un biberón esperaba impaciente.