lunes, 18 de abril de 2011

Humo

























Dos ilustres comensales me acompañaron anteayer en refrigerio común para la hora que corresponde al mediodía. A vueltas con la manida y publicitada manifestación ( o mas bien queja puntual, sospecho...) que tuvo lugar en una consabida y céntrica plaza de la ciudad en la que tuvimos el honor de participar por las razones que a cada cual le sugirió la convocatoria, y por la experiencia que ambos atesoran (ya son entraditos en años y con muchos kilómetros en su haber y una vesícula menos en su cuerpo ), me pregunto si la venta de humo, sea éste de la densidad, volumen y color que sea, no se está apoderando como una costumbre más, dada la situación coyuntural que vive la geografía económica y humana en la actualidad. Parece como si hubiera que mantener la bandera aunque no sople el viento y todos tengamos que subir a lo más alto del mástil a extender el trapo, peleándonos por ello .
Con anterioridad (y creo que en otros posts ya dejé constancia) la venta de motos era, hasta cierto punto, lógica, sobre todo por la picaresca que como método este territorio posee desde tiempos ancestrales. Acabas aceptando la mentira como forma creativa de subsistencia ( es un axioma de la condición humana, que dijo House en no sé qué episodio de la serie) y factor que da personalidad a la idiosincrasia nacional y autonómica. Sin embargo, considero que no disponemos ya, o no se dispone, de más argumentos con los que cercar, atornillar, nuestros anhelos, expectativas o futuros como ciudadanos de a pie, del llano. Hemos pasado del algo tangible, convertible, a una substancia etérea e inaprensible. Quizás entramos en una fase de no-solución o salida, puesto que no hay más cera que la que arde (más humo) y nuestra mentalidad, formación o cultura es nuestra mayor celada. Viene la época del “campe quien pueda”, o apáñatelas como creas. Se ha individualizado tanto la responsabilidad personal que es tarde para colectivizar, y por ende, convivir. ¿Es la sociedad del bienestar la del bientener? Japón, tan famoso por circunstancias, paradigma organizativo y tecnológico de lo humano, ¿qué nos va a contagiar? El negocio de las basuras en Italia, ¿es el futuro?
Uno de ellos apuntilló en repetidas ocasiones que “estamos archivados”, haciendo referencia a lo previsible que resulta ser cualquier población que habite un espacio determinado. Debe de ser nuestro tejido, pensé. No sé si éste señor conoce el uso panóptico que hacen las clases dirigentes al pueblo cuando no se es fuerte y hay que aparentar un control, por que no hay, realmente, efectivo; en los colectivos pre-industriales e industriales de cualquier periodo histórico dado, a menudo ha tenido más peso la idea de destinar un presupuesto al uso de la fuerza o del sistema en detrimento de la pedagogía y la educación, que es lo que hace crecer al individuo. Claro que esto no interesa. Sociedades monoteístas. “Siempre se sabrá cual será el siguiente paso”, decía.
El otro barbudo amigo comentaba que no habrá revolución hasta pasadas unas generaciones, aquellos hijos de los que ahora protestan entre comillas. Ellos serán los verdaderamente perjudicados, puesto que el baby-boom de los 70 son una banda de comodones, que es lo que les hemos enseñado. Entonaba el mea culpa? La falta de orden suple la excesiva fiscalidad. Al transitar por la calle esa tarde tuve una sensación realmente agridulce, quizás como aquel sábado del 2003 y el No a la guerra (cercana estaba la actual Ministra de Defensa, por cierto) y apunté con mis acompañantes _una, funcionaria; las otras, usuarias hospitalarias_ una idea: no hay nada como forzar la situación haciéndose la víctima, por aquello de que “quien no llora, no mama”, pero manipulando la opinión pública y el todos a la calle. Es decir, nos hacemos los pobrecitos y así, con el pollo bien montado, ven en el foro que estamos necesitados y son ellos los culpables. Aquí, simplemente, hemos maquillado la gestión y cuestión, pero damos a creer lo contrario. Hay un matiz diferenciador: no se ha utilizado la compasión como arma; esta vez “tenemos razón” patria. Como ensayo, puede ser, pero los que me cercaron una vez finalicé la hipótesis no me tenían cara de buenos amigos precisamente, aunque alguno vio un poco de humo en la marabunta humana. Debo reconocer que fue emocionante y no sólo por la solidaridad exhibida _ habían profesionales de varios sectores, así como también usuarios de diversa condición _ de todos los presentes, creo que convencidos de que lo que hacíamos era por legitimidad (recordé mi muela de juicio... pronto me quedaré sin, abonando lo que corresponda, so pena de padecer una lista de espera, que seguro será interminable). Cuando Santa Bárbara truena...
Comentario sobre que se está controlando el tiempo que tardas en ir a buscar una botella de agua dentro del horario laboral, a tres minutos de tu puesto. Profesorado de lenguaje sánscrito que, incongruentemente, no ha visitado jamás Oriente. Sindicatos que, mermados de asistencia en sus ultimas convocatorias, utilizan “cachorros”(la bien llamada “nueva militancia”) obedientes que, sin rechistar, hacen lo que les dicen y así crean masa. Universidades que no saben qué cocinero dirija una extensión universitaria a precio de oro que de prestigio y mantenga las aulas y las butacas llenas. Amistades que han derivado en peligrosas por la confusión que generan. Alcalde de población costera que, para mantenerse en el poder, utiliza un método estrechamente intimista que huele a la legua. Urbanistas que diseñan por máquina cómo y por donde debe el transeúnte “circular”. Bienintencionados tests que, aparte de cumplir el expediente psicosocial exigido, aplacan las iras de los examinados. Leguleyos paranoicos que no saben lo que proteger (“¿de quien debo defenderme si no conozco enemigo?”), destripaterrones atentos al menor salto que practican el “más de lo mismo”, ya pasado de moda, gurús venidos a menos en el ámbito pseudo-religioso. Fauna, en definitiva, que se está extendiendo con una progresión aritmética que da miedo, disfrazados de aparente titularidad académica y experiencia demostrable... Eso sí, los partidos de fútbol a la hora más lógica y mágica (para crear afición, ¿deportiva?)... Lo mismo da idiotizarse con la caja tonta que con las redes sociales, anacronismo éste que evidencia un modo más de vigilancia grupal, por mucho que los árabes se hayan beneficiado en sus, hoy, alteradas ciudades.
Esta vez, dejaré de lado las teorías de Dawkins y mi altruismo lo olvidaré en pos de Morfeo. “... y en la fiesta nacional, yo me quedo en la cama igual.., que la música militar nunca me supo levantar”, cantaba Paco.
Y todo esto después de salir del dojo...
¿Qué hago yo delante de esta pantalla? ¿No tengo ya bastante fama? Y encima, me he quedado sin tabaco.