martes, 9 de junio de 2009

Ilusiones!









































Después de una semana ( y más) de retórica verborrea, de reapariciones estelares que aseguran el supuesto interés del estar en ello, de desconcierto ideológico, promesas vanas y desprestigio del vecino, por fin ya sabemos quien seguirá gobernando, ¿con orden pero sin concierto?..., dentro del panorama sombrío que, en lo económico y otras colateralidades, se avecina en el Viejo Continente. Es una lástima, ahora que en el otro lado del charco alguna claridad se vislumbra, sobre todo, después del discurso de El Cairo.
Hace algún tiempo, y no sé por qué motivo universitario, ya vaticiné la poca sintonía entre el electorado y los candidatos. Entre las ideologías y sus representantes. Entre la ciudadanía y la política. Por que los contenidos, y no digamos la imagen, exhibidos, no han tenido el talante que se esperaba; ni el talento, aunque éste era de suponer. Se han mantenido unos enfrentamientos arcaicos donde permanecen todavía, para desgracia de este país, conflictos de épocas pretéritas que no ayudan a la propia madurez territorial. Parece el Oeste de las películas de Hollywood: o estás conmigo o contra mí.
¿Nos hemos vuelto más “pasotas”? ¿Ya no comulgamos con las antiguas liturgias revolucionarias, pasionales, de nuestros abuelos? ¿Sólo sabemos salir a escena, respaldados por curados asistentes que aplauden gracias a la simpatía que producen los actores? Por que el problema no está en la opción que eliges para que te represente un grupo o individuo, sino en la calidad del primero de esa lista que va a respaldarte y cómo realiza su trabajo. Con todas las actitudes y aptitudes observadas no me extraña que la indiferencia campe a sus anchas por las urnas en cualquier convocatoria (y ya llevamos varios ejemplos...) de este ámbito.
Lo perplejo es el análisis de los resultados posteriores una vez finalizado el escrutinio. Todos se adjudican el haber vencido al contrario. Ya empieza a ser clásico, e iluso diría, la táctica del eufemismo más correctamente político utilizado (y digo bien). Iñaki Gabilondo (Noticias Cuatro, lunes, 8 de junio, 9.00 noche) lo calificó de cínico. Es posible. Por que no se pueden esconder, sin embargo, ciertas hecatombes numéricas y porcentajes no asumidos ni cumplidos. Hay que ver lo bien que saben darle la vuelta a las valoraciones.
Si Pitágoras levantara la cabeza, se asombraría de la frivolidad con que se toman los actuales responsables políticos el ejercicio de nuestros intereses en Europa, princesa ésta venida a menos, las formas de gobierno que, allá por la Italia continental de la Época clásica se crearon para mejor organizar las sociedades, fruto de lo cual estamos aquí. No sé si los pitagóricos utilizaron el miedo para amedrentar al electorado, el desdén, la mentira y el desinterés por el otro que no deja de ser un miembro más de tu comunidad. La búsqueda que pretendían de armonizar formas y cohesiones, pues no dejaba de ser una religión, se traduce, en la moderna actualidad, en un sinsentido.
Creo firmemente que es la falta de pedagogía un obstáculo insalvable aún que no sabemos aplicar para poder saber dónde estamos y dónde vamos en un continente con cada vez más diversidad y complejidad, y que debemos redescubrir en honor a todos aquellos que nos precedieron. De lo contrario, populistas retrógrados y ávidos piratas, amén del productivismo neoliberal, nos llevaran por el camino más despersonalizado y falto de identidad que exista.
¿Y si en la próxima cita ejercemos nuestro derecho al voto entre semana...?

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