martes, 15 de septiembre de 2009

Pasear










































Me resultó chocante la puntual aglomeración que se daba cita en aquel lugar, enclave estratégico por otra parte, del territorio francés. El atractivo turístico hacia de aquel espacio, sin embargo, algo muy frecuentado, y la coincidencia común llenaba de prisas, nacionalidades y apretujones cualquier itinerario de los aconsejados al visitarlo. Era un continuo salvar el escollo humano, pues no se permitía el sosiego cuya finalidad fuera el disfrutar y enriquecerse del entorno paisajístico e histórico, haciendo del recorrido algo difícil en sí mismo.
Posteriores andaduras, sea por zonas olímpicas, casco antiguo de nuestras poblaciones o zonas comerciales, me sumergieron en el diccionario a la búsqueda del término. Reflexionar sobre este verbo es tarea ardua, ya que un primer significado te lleva a un segundo o tercero, y su contraste te aleja de la realidad, por el simple hecho de que cada deseo debe de ser respetado. La acción supone, de entrada, el disponer de espacio vital para hacerlo, resultando contradictorio que, sin ver más allá de nuestros pasos, nos veamos rodeados de un amontonamiento inusual e ilógico para unas horas de asueto a nuestra disposición. Si su significación principal es distracción, libre utilización del propio tiempo, el caminar sin dirección determinada es imposible, en ocasiones, desde cualquier ángulo. La muchedumbre coincide al mismo tiempo, y calles y plazas se convierten en riada de obstáculos que hay que sortear antes de alcanzar el susodicho y deseado momento donde la mente se explaya a gusto sin premuras de tiempo. A no ser que se pretenda un eremitismo en algún valle perdido de nuestras montañas, so pena de padecer viaje a cuatro ruedas para llegar, no hay rincón que se vea libre del alud curioso de la gente, en su afán de invadir lo invadible. Quizás la culpa de todo la tenga el reloj; y si no, que le pregunten a la estresada ballena del zoo.


Diario comarcal “El Far del Llobregat”, sección Opinió/Tribuna d'Actualitat. 20-11-1992

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